La operación de autopsia estableció que María de los Ángeles Jaramillo (30) tenía heridas similares a las que sufre una persona al ser atropellada.
La mujer muerta en el barrio Libertad presentaba un severo golpe en el tórax y abdomen compatible con el impacto producido por un automóvil, de modo que se confirma la hipótesis que trascendió en un principio de la investigación.
Tal como surge en el informe de autopsia, María de los Ángeles Jaramillo (30) murió como consecuencia de las lesiones internas sufridas por el traumatismo de tórax y la fiscal María Florencia Salas declinará competencia para derivarla a la fiscalía de Delitos Culposos. Es que la escasa información transmitida por los testigos que hallaron a Jaramillo tirada en Ituzaingó y 228 supone que un automóvil la habría atropellado.
Según pudo saber LA CAPITAL lo único que existe incorporado al expediente judicial son los dos llamados al 911, el primero de ellos para referir a las 21.10 del martes que una mujer fue atropellada y el siguiente el que realiza la mujer que asistió a Jaramillo.
Precisamente esta vecina de esa zona periférica de la ciudad indicó que Jaramillo le alcanzó a decir que no podía respirar y que había sido atropellada.
Una ambulancia del SAME acudió de urgencia pero al llegar se confirmó el fallecimiento de Jaramillo.
En el lugar no hay cámaras de seguridad ni tampoco hubo testigos presenciales del hecho, por lo cual la investigación encargada a la comisaría sexta no tuvo demasiados avances.
Jaramillo era una mujer que había tenido algunos conflictos penales, incluso con causas penales por delitos como “amenazas” y “daños”.
En un primer momento la investigación por la muerte de Jaramillo quedó en la órbita de la fiscal Salas, por corresponder a su turno, sin embargo al conocerse el resultado de la autopsia en el que se confirman lesiones compatibles con un arrollamiento vehicular, la pasó a la fiscalía de Delitos Culposos, a cargo de Pablo Cistoldi.
Por lo pronto no hay ningún tipo de referencia sobre el vehículo que embistió a Jaramillo y se dio a la fuga, decartándose, en principio, que el siniestro hubiera ocurrido en otro lugar y el cuerpo trasladado hasta allí.